Nadie puede ni debe en sus cabales atreverse a verle las costuras a Babel la ganadora de todos los premios posibles (ha tenido un total de 59 nominaciones, de las cuales ganó 15 premios y está nominada en 7 categorías al Óscar). Por lo que con todo ese repertorio espere salir del cine con el corazón encogido, pero no sucedió.
Babel es una mega historia armada a todo lo largo y ancho del globo terráqueo. Sucede al mismo tiempo en Marruecos, Los Ángeles, México y Tokio.
Tres de la cuatro historias están unidas por un lazo perfectamente elaborado. Richard (Brad Pitt) y Susan (Cate Blanchet) son una pareja decepcionada que tras haber perdido un hijo salen de viaje con un grupo de turistas a los desiertos recónditos de Marruecos. Ambos están solos, no juntos, solos... y ese es el mayor agravante en su relación que se cae por pedazos y da lugar a excelentes actuaciones de los dos rubios famosos de la película. Incluso Pitt sorprende con su cara demacrada y sus gestos de hombre exhausto y perdido.
Para que la pareja salga de viaje sus dos hijos se quedan en casa en Los Ángeles a cargo de su nana Amelia (Adriana Barraza) una mujer mexicana que vive hace 16 años en los EEUU.
En Marruecos dos niños reciben de manos de su padre un escopeta para ahuyentar a los coyotes que se comen sus cabras en las llanuras. Pero aburridos de hacerlo deciden probar el rifle y disparan a un bus de turistas.
Esta bala perdida alcanza a través de la ventana a Susan quien es herida en la clavícula. Este incidente desata todo el conflicto en Babel. La turista americana atacada hace creer al gobierno que se trata de terroristas y empieza una batalla mediática, mientras ella se desangra en un poblado en ruinas.
Mientras esto sucede el hijo de Amelia se casa en México y ella no tiene con quien dejar a los niños por lo que se los lleva con ella. Todo está bien hasta que intenta volver a entrar a los EEUU y la policía migratoria cuestiona el asunto.
Historias hiladas de forma perfecta. Técnicamente es una obra magnífica. La fotografía de cada lugar del mundo resulta íntima y vibrante, va de los turístico y pintoresco, a lo nostálgico y desolado en segundos.
Sin embargo hay una historia más que sucede en Tokio y que tiene un vínculo casi invisible con el resto de historias. Son estas secuencias, de alguna manera, las que me hacen cuestionar a la película.
Babel busca una asociación con la famosa torre de la historia biblica. Los hombres por pura ambición quisieron construir una torre que llegue a las nubes y Dios decidió castigarlos por su soberbia y hacer que todos hablen distintos idiomas para que no se entiendan entre ellos.
Por supuesto, esta es la premisa de la película. El mismo mundo, todos humanos, pero todos incapaces de comunicarse. No importa el idioma que hablen, el desamor, el rencor, la política todo indica que cada ser humano es un mundo aislado y solitario. Un malentendido se convierte en un caos imposible.
Pero al parecer es la ambición de la torre mítica la que marca también a la película. Babel es sin duda, una obra perfecta. Pero a mi gusto el hecho de tratar de incluir una historia de cada latitud del mundo para demostrar que el fenómeno de la incomunicación es global, no tiene tanto mérito.
Alejandro Gónzalez Iñarritu, el director, demuestra que puede ir del desierto a la metrópoli más luminosa del mundo, solo para mostrar que en Tokio también hay una mujer sola que sufre por no ser comprendida.
Claro, eso sí, lo logra. Lo demuestra y no se equivoca, pero deja ese sabor amargo de mega producción todopoderosa, cuando hubiera podido impactar y conmover más si sus historias se quedaban dentro de los límites de lo posible.
Por supuesto, existe más de una interpretación porque el único motivo por el que Tokio entra en la historia es por un hombre japonés que fue quien le regaló el rifle al comerciante que lo vendió al padre de los niños que dispararon. Entonces queda pendiente para pensar que la inteligencia policial puede identificar un rifle y a su primer dueño en menos de 24 horas, pero una mujer que está desangrándose en la mitad del desierto no puede conseguir asistencia médica en ningún lugar en el transcurso de las mismas horas.
Ambición, grave ambición.... pero eso es lo que a todos y a los que le dieron las 59 nominaciones, les gusta ver.
P.
Babel es una mega historia armada a todo lo largo y ancho del globo terráqueo. Sucede al mismo tiempo en Marruecos, Los Ángeles, México y Tokio.
Tres de la cuatro historias están unidas por un lazo perfectamente elaborado. Richard (Brad Pitt) y Susan (Cate Blanchet) son una pareja decepcionada que tras haber perdido un hijo salen de viaje con un grupo de turistas a los desiertos recónditos de Marruecos. Ambos están solos, no juntos, solos... y ese es el mayor agravante en su relación que se cae por pedazos y da lugar a excelentes actuaciones de los dos rubios famosos de la película. Incluso Pitt sorprende con su cara demacrada y sus gestos de hombre exhausto y perdido.
Para que la pareja salga de viaje sus dos hijos se quedan en casa en Los Ángeles a cargo de su nana Amelia (Adriana Barraza) una mujer mexicana que vive hace 16 años en los EEUU.
En Marruecos dos niños reciben de manos de su padre un escopeta para ahuyentar a los coyotes que se comen sus cabras en las llanuras. Pero aburridos de hacerlo deciden probar el rifle y disparan a un bus de turistas.
Esta bala perdida alcanza a través de la ventana a Susan quien es herida en la clavícula. Este incidente desata todo el conflicto en Babel. La turista americana atacada hace creer al gobierno que se trata de terroristas y empieza una batalla mediática, mientras ella se desangra en un poblado en ruinas.
Mientras esto sucede el hijo de Amelia se casa en México y ella no tiene con quien dejar a los niños por lo que se los lleva con ella. Todo está bien hasta que intenta volver a entrar a los EEUU y la policía migratoria cuestiona el asunto.
Historias hiladas de forma perfecta. Técnicamente es una obra magnífica. La fotografía de cada lugar del mundo resulta íntima y vibrante, va de los turístico y pintoresco, a lo nostálgico y desolado en segundos.
Sin embargo hay una historia más que sucede en Tokio y que tiene un vínculo casi invisible con el resto de historias. Son estas secuencias, de alguna manera, las que me hacen cuestionar a la película.
Babel busca una asociación con la famosa torre de la historia biblica. Los hombres por pura ambición quisieron construir una torre que llegue a las nubes y Dios decidió castigarlos por su soberbia y hacer que todos hablen distintos idiomas para que no se entiendan entre ellos.
Por supuesto, esta es la premisa de la película. El mismo mundo, todos humanos, pero todos incapaces de comunicarse. No importa el idioma que hablen, el desamor, el rencor, la política todo indica que cada ser humano es un mundo aislado y solitario. Un malentendido se convierte en un caos imposible.
Pero al parecer es la ambición de la torre mítica la que marca también a la película. Babel es sin duda, una obra perfecta. Pero a mi gusto el hecho de tratar de incluir una historia de cada latitud del mundo para demostrar que el fenómeno de la incomunicación es global, no tiene tanto mérito.
Alejandro Gónzalez Iñarritu, el director, demuestra que puede ir del desierto a la metrópoli más luminosa del mundo, solo para mostrar que en Tokio también hay una mujer sola que sufre por no ser comprendida.
Claro, eso sí, lo logra. Lo demuestra y no se equivoca, pero deja ese sabor amargo de mega producción todopoderosa, cuando hubiera podido impactar y conmover más si sus historias se quedaban dentro de los límites de lo posible.
Por supuesto, existe más de una interpretación porque el único motivo por el que Tokio entra en la historia es por un hombre japonés que fue quien le regaló el rifle al comerciante que lo vendió al padre de los niños que dispararon. Entonces queda pendiente para pensar que la inteligencia policial puede identificar un rifle y a su primer dueño en menos de 24 horas, pero una mujer que está desangrándose en la mitad del desierto no puede conseguir asistencia médica en ningún lugar en el transcurso de las mismas horas.
Ambición, grave ambición.... pero eso es lo que a todos y a los que le dieron las 59 nominaciones, les gusta ver.
P.
3 comentarios:
No conozco el mundo de Babel, y aunque suene irresponsable para los políticamente correctos, no me interesa conocerlo, ni en el cine. Es más, me asusta, me abruma saber que esa es la mierda que sucede fuera, y por acá también, y a la que están expuestos guaguas como el mío. Esa visión política del caos del mundo y de la gente se ha convertido en la especialidad del mexicano González Iñarritu, quien a ratos es un maestro para retratarla en su más desgarradora expresión.
Pero eso no es suficiente para pensar que Babel sea una gran película, o se merezca los premios que va coleccionando por el mundo, ni que el mexicano sea un gran director, simplemente por el hecho de que se repite. No es que mantiene su estilo o es coherente con el cine que quiere hacer. Simplemente se repite. Hasta la guitarrita acústica desgarradora de los finales de sus tres películas se repite. Al oirla lo que viene a la memoria es el desierto final de Amores Perros.
Babel es para mi una gran enlatado Holliwodense hecho a la perfección de las necesidades de los que entregan premios y los que ven en el cine la vitrina del mundo que muchos quieren detener, salvar o mejorar, pero que lo único que hacen es estar sentados en la sala de cine disfrutando de la “mejor película” del año y comiendo palomitas.
Y claro, nos desgarra, nos hace ver la crueldad del mundo real, la incomunicación en su máxima expresión y extendida por todo el globo, pero como una gran película no lo logra. Para mi, no lo logra. Se nota que primero Arriaga pensó en el nombre de la película y trató de armar, aunque sea tirando de los pelos, una historia de este tiempo que le calce a la torre bíblica.
Guión redondo? Tal vez, pero forzado, absolutamente forzado, no me creo, tal como tu dices, la agilidad de encontrar al dueño japonés de un rifle prácticamente extraviado en Marruecos antes de salvar a una gringa en desgracia, con toda la tecnología que los gringos poseen, exploración satelital, poderío bélico, las fronteras del mundo abiertas a sus anchas y el Google Earth.
Y esa maraña de historias hiladas…, la de la nana que saca de estados unidos a dos niños gringos para ir al matrimonio de su hijo.., forzado, forzado.
Además que a ninguna de las tres estrellitas de la película les creo nada. Ni al Pitt, ni a la Blanchet y mucho menos al Gael García Bernal.
Ver Tokio tan absorbente, tanto cemento encima del cuerpo, ver a esta pobre muchacha que lo único que busca es comprensión, calor en el cuerpo y atención es lo que más me gustó del filme. A la vez que es lo que mas me asustó, toda esa modernidad, todo ese mundo alrededor y sentirse tan solo, tan ajeno, tan distante. No se si quiero conocer Tokio.
La fotografía de Prieto es conmovedora, porque es eso justamente lo que le pidió el director, que desgarre junto con el tema, cumple con su trabajo, obvio, pero igual se repite, la misma cámara al hombro de los tres filmes anteriores. Aunque el plano final del Tokio que para mi es futurista es a lo bestia!!!
Drama nacido en el tercer mundo y llevado a la gran pantalla Holliwodense para que quienes entregan premios sigan en la moda de galardonar a los que les hacen ver el mundo que todos queremos cambiar, pero a quienes se les apaga la militancia política en el cóctel, a la salida del filme.
Después de esto será que no estoy en mis cabales, como tú? O es que no entendí nada?
Es eso, como dices vos, “el sabor amargo de una mega producción todopoderosa”. Y así no te suenan: Traffic, Siryana, Crash…. Cine Holliwodense después del 11-S. La hipocresía y los sentimientos de culpa de los grandes estudios.
Uy....concuerdo contigo Diego...esa panorámica de Tkio es sencillamente espectacular...sin embargo para contener el ego de la autora...debo decirle que la locación no es "Los Ángeles" sino "San Diego", un condado bastante cercano a la capital californiana....en todo caso si me gusto el filme...aunque a veces seamos resistentes a que Gonzales Iñarritu haga superproducciones...ah!! Por cierto, te recomiendo "The prestige" la última de Nollan, no se si sea tu estilo, pero me pareció bastante entretenida...
Pancho
Bueno después del post y los comentarios no queda mucho por decir. Quizás, que a mí tampoco me llenó las expectativas planteadas por tanta nominación y comentario. Me entretuvo, sí, pero no me conmovió; para mí, esa es la diferencia entre arte y lo otro. Digo, es innegable que hay muchos elementos de las historias que están bellamente contados, pero queda la sensación del análisis, de la fragmentación; eso de la fragmentación se explica fácilmente por el afán postmodernista de poder comprenderlo todo para al final no creer en nada; o porque la construcción llegó al punto en que debe ir contra sí misma para analizarse y destruirse. Pero la fragmentación no funciona si al final queda la suma de partes; la reflexión que se da por medio de la descomposición no sirve si no se tiene -en todo momento- al alcance de la vista, la fotografía general, si no se sabe en dónde se está, de dónde se partió y hacia dónde se apunta. Las 4 historias, de pronto, harían sido 4 cortos bastante atractivos: tienen desarrollo de los personajes a través de situaciones extremas, aunque algunos hechos resultan inverosímiles. Pero la totalidad, la torre, Babel, no es igual a la yuxtaposición de fragmentos. Luego, la redondez de la obra -las relaciones que hacen que la película sea una unidad y que sólo así se profundicen todas las escenas y secuencias- tiene agujeros; los que ya han mencionado. Y el público no se lo cree al final, no se conmueve; algo muy diferente que, en lo personal, sí pasó con Amores perros. Eso sí, la fotografía me encantó, sobre todo -y no sé si hay una diferencia entre las locaciones-, la de Japón.
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