sábado, 6 de marzo de 2010
Sexo, amor y revolución
Mujeres voluminosas, de hermosas melenas largas y uñas barnizadas con el carmesí del amor, caminan al ritmo del trópico, con un aire de fiesta en las caderas. Esa es apenas una de las primeras impresiones que la alemana Mónica Krause tuvo de las mujeres cubanas cuando en 1961 llegó a la isla con su flamante marido cubano y sus mejores intenciones de aclimatarse.
La reina del condón, de Silvana Ceschi y Reto Stamm es documental q que trae consigo unas inquietudes sobre política y sexualidad, que a pesar de suceder entre los 60’s y los 80’s en Cuba, tiene un aire tan cercano con nuestra realidad, o más bien con nuestro silencio frente a ciertos temas, que calza como anillo al dedo para nuestra sociedad.
Mónica Krause tenía 20 años cuando llegó a Cuba y acababa de salir de la Alemania socialista. Su motivación más grande era estar en un lugar donde sucedía una revolución. Y por coincidencias de la vida llegó rápidamente a ocupar un lugar cerca de las altas esferas políticas cubanas. Si bien le sorprendía la exuberancia de la mujer cubana, lo que realmente le llamaba la atención era que por primera vez en la historia de este país la mujer empezaba a ser partícipe de la vida política; dejaba de ser la bella ama de casa, el símbolo erótico del trópico, para convertirse en una fuerza más de la revolución. Este fenómeno tenía unas implicaciones muy serias para el patriarcado cubano, los pequeños hijos de las revolucionarias, ahora se criaban en guarderías, campamentos e internados y ellas hablaban, opinaban, marchaban y exigían un trato igual.
En medio de estas actividades político sociales, Krause emprende su propia campaña: Esta igualdad de género no podía suceder sin el aprendizaje de educación sexual. La alemana rebelde escribía libros, aparecía en televisión, se la oía en la radio, enseñaba a los jóvenes a usar preservativos, daba entrevistas atacando al gobierno por ser homofóbico y por todo esto recibía incluso amenazas de muerte en la puerta de su casa. El machismo preponderante no podía resistir que se tocará su intimidad de ese modo, abierto y desvergonzado.
Se trata de un excelente documental, necesario, sólido en su propuesta, con una mirada enfrentada del pasado y el momento actual. Es además, un retrato bello y humano de una mujer casi leyenda de sus tiempos y que toca temas neurálgicos de la sociedad no solo cubana, sino latina en general. Lo que Krause enseñaba en esa época, el machismo que combatía, los embarazos en adolescentes que intentaba prevenir y ante todo su lucha contra la desinformación hacen que el documental funcione, no solo como un documento memoria, sino como una lección actual y necesaria en sociedades que viven revoluciones y no deben olvidar su responsabilidad con la sexualidad ciudadana.
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