Music and Lyrics

Tengo que admitir que mi producción 'crítica' está en momento de crisis. Pero sin querer justificarme se lo atribuyo a la cartelera nacional. Desde hace tres meses no hay una sola película en los cines comerciales, que tenga algo agradable (y confieso que disfruté Harry Potter y Los Simpsons) pero aún así.

Ahora llega esto... la comedia Music and Lyrics.... una verdadera profecía de que el temporal no mejorará...

Lo único que me resultra grato de esta película es que la vi en un avión... y el viaje fue importante.... pero por lo demás....
A continuación mi reseña publicada en diario HOY


La cartelera comercial para los ecuatorianos recibe una dosis de comedia ligera con el estreno de Música y letra (Music and Lyrics), una cinta de Marc Lawrence.

Música y letra reúne a dos talentos cómicos que, con seguridad, han visto mejores días: Drew Barrymore y Hugh Grant. Ambos sufren, tanto en la historia de la película como en la vida real, un dramático descenso en sus carreras artísticas, pero que por lo menos en la trama se salva gracias al romance.

Hugh Grant interpreta a Alex Fletcher, el antiguo vocalista de la banda ochentera Pop. Fue un ídolo en su tiempo, pero ahora consigue solamente contratos para cantar en parques de diversiones y en reuniones de reencuentro de las promociones de los ochenta.

En medio de un arranque de suerte, su representante le consigue un contrato para escribir una canción de amor para la joven ídolo del momento, una quinceañera al estilo Britney Spears. Fletcher no lo logra. Le resulta humillante el trabajo y además no consigue la inspiración para hacerlo. De repente, escuchar a la chica que limpia su departamento cantar le hace pensar que ella podría ayudarle con la letra.
Se une la música a la comedia y al mismo tiempo el revoloteo amoroso de dos personas desconocidas que no se imaginan que, siendo tan diferentes, podrían estar juntos.

Aunque la película es entretenida y cuenta con el esfuerzo y carisma de los protagonistas, tiene serios problemas para ser convincente, no se diga ya verosímil. De alguna manera rompe el molde de su género, para añadirle un poco más de calorías y circunstancias enredadas.

Ella, Drew Barrymore, es una juglar compulsiva e hipocondríaca capaz de hacer una poesía a cualquier mueble de la casa. No para de hablar, quejarse, reír, llorar; mientras él, Hugh Grant, trata de ser el equilibrio, con acento británico, entre tanto artificio. La historia es cursi y ni la música ni la letra terminan por dar la talla.

P. Simon