martes, 31 de julio de 2007

HOLLYWOOD EMPACHA

Hace algunos años los asiduos al cine se sentían inconformes con las opciones de cartelera que ofrecían las salas en cuanto a estrenos comerciales. Había que esperar meses a veces incluso años para poder ver una película sonada o taquillera. Hoy en día los tiempos han cambiado hasta el extremo opuesto. La cartelera se renueva cada semana a la par con lo más reciente de Hollywood. Casi no hay tiempo de ver la película estelar o incluso de conseguir las entradas para los primeros cuatro a cinco días de presentaciones y de inmediato está siendo reemplazada por otra cinta.

Tal es el caso en estos meses con la exhibición de enormes producciones con las que la industria estadounidense del cine acapara salas en todo el mundo. Junio terminó con el estreno de la cinta de animación de Disney y Pixar, Ratatouille, que llegó luego de otros estrenos seriamente monumentales como las terceras partes de Piratas del Caribe, Shrek y Spiderman. El ratón cocinero Remy llegó para causar un gran impacto en la taquilla y a convertirse en un favorito, en especial para el público infantil, para cuyos padres esta renovación constante de la cartelera es un alivio.

Remy duró una semana y llegó Harry Potter 5. Un público adolescente en su mayoría llenó las salas durante dos semanas y el estreno contó incluso con personas disfrazadas o menos evidentes, usando la bufandas de la escuela de Potter, Hogwarts y lentes redondos. El mago tuvo sus dos semanas de fama, que le fueron fácilmente arrebatadas por el estreno del año Transformers, que pese a ser una historia de mala calidad, es en el campo de los efectos visuales una de las obras con mayor rango de evolución tecnológica y de labor digital. Sin embargo, poco cuenta la cocina gourmet, la magia y los robots frente a Homero Simpsons en un intento inconcebible de salvar a la humanidad de las consecuencias nefastas del calentamiento global.

El estreno de Los Simpsons llega al Ecuador en un momento de efervescencia de cine comercial y aunque es bien recibido, la atención se dispersa fácilmente en el resto de la cartelera.

Por un lado es positivo que el público tenga tanta variedad en la oferta de cine, pero por otro habría que cuestionar un aspecto importante. El cinéfilo que disfruta del cine de entretenimiento está siendo sobrecargado de películas y por lo tanto de información. Es difícil esperar que está incesante alimentación audiovisual genere algún tipo de respuesta o actitud crítica por parte del espectador. Frente al empacho que produce tanta megaproducción habría que plantearse si en este punto la cantidad se justifica o no con la calidad de historias con las que los cines han sembrado esta temporada. (PST)

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