martes, 19 de junio de 2007

El telón de azúcar: los años de bonanza y alegría

Camila Guzmán nació en Chile y en 1973 cuando con el Golpe de Estado viajó con su familia a Cuba donde recibieron de inmediato domicilio y las facultades de un ciudadano. En 1999, casi diez años después de haber dejado La Habana, Guzmán decide hacer su primera película y cumplir con el propósito de recuperar los recuerdos de infancia en Cuba y aprovecha para demostrar -especialmente en Europa- que Cuba sí vivió una época de bonanza y que ella recuerda haber estado en el paraíso. En la película Guzmán hace un recorrido por los lugares del pasado y cada amigo de la juventud cierra los ojos y recuerda la felicidad.




Entrevista

"Necesitaba recuperar el país de mi infancia"

¿Cómo nació la idea de El telón de azúcar?

Fue un proceso muy largo. Cuando yo estudiaba cine no sabía que iba a dirigir. Yo hacía cámara. En 1994 cuando volví a La Habana, porque mi madre y mi hermana estaban ahí, me produjo una gran angustia ver cómo había cambiado el país. Del 91 al 93 fue la gran crisis del Período Especial que terminó con la crisis de balseros y yo estaba en La Habana cuando pasó eso. La gente ya había pasado por una crisis tan intensa que estaban descontentos. Mi país de la infancia había desaparecido y las personas estaban tan hartas de lo que sucedía, que ya no se querían acordar. Fue ahí que pensé que alguien iba a ser la película del país que tuvimos, aunque había desaparecido, de la infancia feliz. Me puse a esperar. Trabajaba como asistente de dirección y por ahí en 1999 decidí ser yo quien escriba el proyecto para esa película.

Pasé seis meses en La Habana reinsertándome en un nuevo país. A final de los noventa, luego de la crisis el país se reconvirtió una vez más y yo fui para conocerlo otra vez. Ahí escribí el proyecto, que varió bastante, pero la esencia era la misma: recuperar el país de mi infancia. Y sin querer entrar en los detalles del presente -porque esa es otra película- mi historia me lleva a la actualidad.

¿Cómo financió el proyecto?

Nunca presenté el proyecto a ningún productor porque era mi primera película y no esperaba que alguien quiera financiarlo sin ver una obra previa. Además, cuando tienes un productor o un canal de televisión te imponen ciertas cosas y yo no quería eso, quería que el proyecto sea lo más libre que se pudiera. Entonces apliqué a becas hasta que un fondo pequeño aceptó el proyecto y nos financió a mi y una amiga que hacía sonido estar tres meses en Cuba.

¿Cómo fue la postproducción?

Lo más simple era tener una computadora comprar memoria, un programa de edición y los amigos que ayudaban de manera puntual, durante tres años. Cuando tuve más o menos un corte de una hora y cuarenta minutos presenté la película a Cine en Construcción del Festival de San Sebastián. Ahí obtuvimos el premio de Televisión Española con el que pudimos pagar al equipo y las deudas, además de una buena posproducción. Terminamos la película y luego empezó el otro proceso que es el de visitar festivales empezamos el año pasado en Toronto y luego tuvimos la gran oportunidad de ir al Festival de Berlín, lo que fue inolvidable. Tuvo una acogida increíble porque ellos son como primos de nosotros, niños pioneros, pañoletas himnos, muchas personas vivieron lo mismo que nosotros en Cuba. En La Habana todavía no se ha pasado. Tenemos que postular este año para el festival.

¿Hubo apertura de la gente para hablar del tema?

Desde 1999 mis amigos saben que el proyecto existía y ellos estaban en la película desde entonces a excepción de algunos que en el transcurso de esos años se fueron. Y contamos con la sorpresa de los músicos Habana Abierta a quienes conocí en Madrid. Ellos esperaron diez años antes de volver a Cuba y fue un regalo del destino la coincidencia de estar con ellos durante el miso tiempo del rodaje. Para ellos fue muy emocionante volver a ver la ciudad y a sus familias en muchos casos luego de ocho y diez años.

Pese al contexto optimista de la película ¿Piensa que el final de la historia es pesimista?

Yo dejo que cada persona lo interprete. Hay personas que me han dicho que la película les da esperanza, a otros que les afecta mucho. Yo pienso que cada uno tiene que ser responsable de lo que siente con la película. Para mi el final, con esa niña que va a la escuela es un final abierto. Pero yo sí tengo esperanzas, pese a las rupturas que vivió nuestra generación que además experimentó la crisis en medio de su paso a la vida adulta

El Período Especial fue traumático para todo el mundo y yo no lo viví. Cuando filmaba y les preguntaba por al antes ellos me hablaban de la crisis, no del tiempo anterior.

¿Cuál era el objetivo final de la película?


Recuperar el país de la infancia, en lugar de guardar en recuerdo en una cajita. A mi en Europa me pasaba todo el tiempo que la gente tenía una visión negativa de Cuba y a mi me causaba rabia porque yo venía de vivir en el paraíso. Y agota tener que explicarlo cientos de veces. Ahora me ahorro horas de explicaciones, mejor les muestro la película. Porque en Europa no sabían que en Cuba durante 20 o 30 años hubo un bienestar general.


Paulina Simon

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