martes, 19 de junio de 2007

El corazón: un órgano herido por esquirla de bala


El corazón es en esencia una película de amor, como Diego García Moreno, su director, la entiende. El amor materno, paterno y de pareja son uno de los ejes de la película pero ante todo el protagonista es el corazón. Esta película es una obra sumamente elaborada que reúne una serie de historias y acontecimientos en torno al corazón. Por un lado, está José Gregorio, un soldado que ha sobrevivido tras ser herido en el corazón por una esquirla de bala. Su herida es tan profunda e inusual y el hecho de que haya sobrevivido resulta tan asombroso que el procedimiento quirúrgico es incluso televisado. En una clínica en Medellín cardiólogos y cirujanos detienen el corazón y extraen de él un enorme pedazo de metal que ahora la novia de José Gregorio lleva en una cajita cuando va al chequeo de su embarazo. Por otro lado está la historia del médico, un cardiólogo sabio que afirma: “Este tipo de heridas tan complejas convocan a reflexionar sobre lo que sucede en el país y pensar, no en reparar una y otra vez la misma herida sino buscar la forma de detener el desangre”. Las historias se narran en el contexto del próximo alumbramiento de la esposa del soldado y en lo que respecta al ámbito social, se refiere a los aspectos religiosos, políticos, antropológicos y hasta musicales del corazón.
Entrevista
"Colombia necesita experimentar una catarsis"
¿Cómo ha sido el proceso de crear una película tan compleja?

La estructura de esta película es un organismo, tal como el órgano del corazón. Cada cinta genera su propia forma y a mi lo que más me gusta del documental es la experimentación con la forma y la libertad que trae eso. Esta película parte de la aproximación a un objeto que es a la vez, un símbolo, una metáfora, es el sitio donde reposa la religiosidad, el alma, el amor. Entonces más que hablar del corazón he creado una ambivalencia para hablar de un tiempo, de un territorio y del mundo que me ha tocado vivir.

Esta es una película es el resultado de muchos años de trabajo. No es la primera vez que me aproximo a un relato a partir de un símbolo. A partir del 90 empiezo un acercamiento con Colombia usando símbolos con una trilogía: La arepa, El trompo y la corbata. La realidad colombiana era tan desbordante y yo entre en un cierto conflicto con la información periodística directa porque toda la información que teníamos era el resultado de esa cotidianidad de bombas y acontecimientos terribles.
Para poder entender al país, a la sociedad, a la familia busco cual es su esencia. Empecé a crear un territorio donde a partir de objetos que tuviesen esa doble lectura cotidiana, espiritual, política, etc. De la suma de todos esos elementos encontraba personajes muy particulares.

¿Cómo manejas las aproximaciones simbólicas?

En el caso del símbolo del Corazón era el caso perfecto. Colombia es un país consagrado al Sagrado Corazón de Jesús y hay un elemento muy importante que son estos ciclos de violencia que ha vivido el país y que siempre terminaban asociados a la política y a la religión.

Luego me enteré de la operación que le habían hecho al soldado y entra en el contexto del corazón, que me da parámetros estructurales muy importantes: el organismo. El corazón como hecho biológico tiene un funcionamiento que tiene que ver con sistemas que se entrecruzan y ahí está el aspecto metafórico: por un lado es una historia de amor y por otra
Y dos personajes el doctor y el paciente, el hombre que más corazones toca y el soldado con la herida más inusual.

Y El corazón aunque trata sobre un elemento universal que ha tocado a públicos de todo el mundo, es el corazón de Colombia, al que hoy en día le hace falta catarsis, le hace falta sanar, hablar y ceder.

Este fue un trabajo de mucha reflexión y de mucho tiempo. Fue un año de rodaje, cinco meses de edición.



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