domingo, 18 de mayo de 2008

El papel no puede envolver la brasa, el cine sí

Al final de un largo y oscuro corredor una niña llora desconsolada como un presagio de lo que será su vida si crece atrapada entre las paredes de ese edificio viejo y húmedo. Amanece entre los gritos de ‘la madama’ que reclama su ganancia, las pastillas de ma diluidas que las chicas fuman para soportar la jornada, las anécdotas de las palizas de la noche anterior y las curaciones que se brindan entre ellas. El director camboyano, Rithy Panh (1964) ha dedicado su labor documental a retratar la miseria que vive Camboya, el abuso de poder de los jemeres rojos (Partido comunista camboyano) durante el régimen sangriento de Pol Pot y una serie de tragedias que han asolado a su pueblo. Ahora con su documental El papel no puede envolver la brasa se instala junto a un grupo de jóvenes prostitutas y las acompaña en sus rutinas crueles y desesperanzadas.

“Así es la vida de las chicas malas, nos explotan, nos estrujan como ajos” dice una de ellas mientras aplica esmalte rojo en las uñas de una de sus compañeras, quien narra a su vez la experiencia de haber sido brutalmente golpeada por un cliente blanco que disfrutaba con sus lágrimas. Prisioneras de sus errores, de la pobreza, de su adicción a las drogas, de varios abortos anuales las jóvenes habitan miserablemente en unos cuartos en Phonm Penh, capital de Camboya. Algunas anhelan volver a sus pueblos, otras asumen que la muerte es todo lo que les espera. El director Rithy Panh, por su parte, ofrece en un manifiesto de ira contra las 1500 ONG’s que supuestamente dedican sus fondos al desarrollo del país y con ese pretexto compran por $300 dólares a los hijos de las prostitutas, contra los cascos azules que propagaron el SIDA entre las mujeres camboyanas, contra los sueños destrozados de miles de mujeres en condiciones de pobreza y enfermedad extremas.

Panh, quien vivió en carne propia las crisis políticas y sociales en su país, fue a los 11 años recluido en un “centro de rehabilitación” de los jemeres rojos y vio morir a toda su familia. A los 15 años pudo escapar a Tailandia y en 1980 fue acogido en Francia, donde estudió cine. Su primer documental fue Sitio II con la que ganó el Grand Prix du Documentaire, en el Festival de Amiens. Entre sus películas se cuentan Los arroceros, S-21: La máquina de matar de los jemeres rojos, entre otras.

El papel no puede envolver la brasa es un acercamiento crudo a las vidas de las mujeres que se han entregado al odio, la perversión y la muerte para poder comer, a la dignidad perdida, a los cuerpos que han alcanzado su mayor estado de decadencia y los espíritus resquebrajados para siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este documental me ha puesto los pelos de punta,y gracias a personas como Rithy Panh,puede llegar hasta todos nuestros hogares,cosas que pasan en el mundo a nuestras espaldas,y que no somos conscientes de ello.Debería de hacerse algo..Silvia de Cartagena