lunes, 10 de marzo de 2008

Cuando me toque a mi en Cartagena

En un teatro construido en 1911 en las orillas de la ciudad amurallada de Cartagena el director ecuatoriano Víctor Arregui presentó su película Cuando me toque mi y le acompañaron los actores Manuel Calisto y Randi Krarup. La proyección no fue la ideal, tuvo graves problemas de audio y en cuanto a la temática de la cinta da la impresión de que sumió en reflexiones y silencio al público.
Esta producción ecuatoriana en relación a la lista de películas en competencia, es posiblemente una de las más críticas, y sobretodo dramáticas. Los cartageneros son un público que precisa reír más y fue difícil hacerlo entre cadáveres, sala de emergencia y la constante referencia que existe a los actos violentos relacionados con colombianos. Ese es con seguridad, el detalle en el que se fija más el espectador nativo, en frases como “Otro colombiano muerto de muerte violenta”.
Al final de la función, la gente salió en silencio y sin muchos deseos de hablar. Al pedirles su opinión muchos prefirieron no darla y otros insistieron en que necesitaban más tiempo para meditar sobre lo que habían visto. Hubo un grupo satisfecho, encabezado por el actor mexicano Damián Alcázar (Crónicas) que expresó su aprobación a un cine duro, pero que marca una tendencia y tiene gran personalidad.

A la mañana siguiente, Arregui se reunió con el público y no se cohibieron de preguntarle: “¿Por qué tanta alusión violenta de Colombia? El cineasta inició su respuesta diciendo “Cuando salí de Quito todo estaba bien”, refiriéndose a la crisis política que viven Ecuador y Colombia. La gente sonrió, pero nadie respondió a la provocación de hablar del tema. Entonces Arregui se conformó con explicar que en nuestro país se intenta culpar de todos los procesos violentos a los colombianos y que es apenas una excusa para no admitir que “Somos culpables de nuestra propia violencia”.
Luego le interrogaron sobre la actuación de Calisto y Arregui explicó que es un personaje que le ayuda a decir aquello que quiere sobre la ciudad, la gente y lo que es tabú.
Al público también le sorprendió que Víctor Arregui, además de ser cineasta represente el Festival de cine de Quito Cero Latitud: ¿En el Ecuador los directores hacen de todo? Arregui, acompañado de la actriz Randi Krarup, quien también trabaja en el festival, explicó como en el Ecuador el medio del cine es muy reducido y todos hacen de todo, pero ahora con la ley de cine y el Consejo conformado poco a poco los oficios se irán profesionalizando. Krarup, quien llegó a Cartagena como actriz de Cuando me toque a mi, productora de Un hombre muerto a puntapiés y directora del corto Que viva el muerto, aseguró que por una cuestión de poder trabajar todo el año es difícil poder especializarse.


Opinión del público

Compromiso y personalidad

Es una mirada dura de Víctor Arregui sobre su tierra, se adivina que la quiere mucho, pero que le produce siempre necesidad de profundizar sobre la problemática. La mirada es bastante oscura, aunque al final hay una pequeña luz. Arregui como cineasta tiene muchas ideas muy bien desarrolladas, evidentemente hay como en todos los que alguna vez iniciamos en el cine, necesidad de más ejercicio; pero se marca fuertemente una tendencia, una personalidad. Visualmente hace un muy buen trabajo, el video le permite acercarse mucho más y dar esos matices oscuros. A mi me gusta mucho la película sobretodo porque siento que Arregui está muy comprometido con su ciudad, con su gente.
Damián Alcázar, actor mexicano

Subjetiva y objetivamente bien

La película me parece muy interesante porque no se puede definir fácilmente cual es el tema principal. Hay un actor protagónico alrededor de quien suceden muchas cosas, por la condición que él tiene, es el que prepara todo y es un personaje muy interesante, muy inteligente, sus diálogos son destacables. Hay planos secuencias bastante adecuados, manejo del audiovisual genial, el sonido está muy bien y la elección de la música también. Luego, en el fondo yo conozco Quito, tengo amigos y personalmente me gustó ver la ciudad. Desde el lado objetivo y desde el subjetivo, me gustó mucho
Felipe Moreno, cineasta colombiano

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