martes, 19 de junio de 2007

Arregui: un infarto por película


Cuando terminó de rodar su primer largometraje Fuera de juego, Víctor Arregui sufrió su primer infarto. Sucedió el mismo día de la erupción del Reventador. Él necesitaba ser intervenido de emergencia, pero debido a la ceniza en el hospital tenían indicaciones de no encender los equipos. Esperó, de seguro con la misma paciencia con la que se entrega a sus actividades cotidianas, a las conversaciones con sus amigos o a dirigir a los actores en sus películas. Durante su convalecencia leyó la novela de Alfredo Noriega y entendió que esa sería su segunda película. Del primer infarto nació el proyecto de Cuando me toque a mi, obra que se estrenará en los próximos meses en todo el país y que ha recibido ya un premio en Biarritz, Francia. Con el fin del segundo rodaje llegó también el segundo infarto y quien sabe, la posibilidad de un tercer proyecto de largometraje que Arregui no ha querido revelar todavía.
Nacido en Guaranda, Arregui vive en Quito desde niño y es una ciudad que le apasiona. Comenta que existe una relación intensa entre él y Quito “Es un sentimiento entre rabia y belleza”. Dos asuntos pendientes que se presentan como en duelo en Cuando me toque a mi: la furia de saber que las calles respiran peligro, la belleza sobrecogedora de las luces en contraste con el cielo en pleno atardecer con el Panecillo en el fondo. Hacer cine para Arregui no fue aquello que siempre quiso hacer en su vida: “Yo no sabía que quería hacer, lo que me gustaba era pensar, y caminar mucho. A mi no me pasó como le pasa a todo el mundo, que tiene ese momento de epifanía a los cinco años cuando vio una película y sabe que quiere ser cineasta. No, eso no me pasó a mi”. Arregui empezó a involucrarse en las actividades cinematográficas cuando era asistente de varios asistentes y se encargaba de cargar cables. Fuera se los sets de grabación escuchaba como se filmaban las películas y se fue interesando en la posibilidad de esperar que le toque a él. Fue asistente de cámara, camarógrafo, editor, ha hecho todo. Sin embargo, no cree en el oficio. Cree en la facilidad de entenderse con la gente, en saber un poco de cada actividad para comprender la parte técnica, para lograr contagiar a un fotógrafo de lo que él siente es la esencia de las luces de Quito o explicarle a un actor, como debe entender la mente complicada y cínica que puede tener un médico forense. En su primera película Fuera de juego, Arregui buscaba mostrar aquello que veía es por eso que los personajes no son distintos en la vida real y la mirada de la película fue la primera en ser premiada en Cine en Construcción, en San Sebastián, un honor que va de la mano de la exhibición en más de 70 festivales. La conversación con Arregui es fluida y honesta. Su voz es suave, capaz de mencionar una atrocidad sin variar la tonalidad de su voz, ni perder la paciencia. Esto puede ser en relación a las recomendaciones de su cardiólogo o sencillamente a su constante proceso de introspección. Su corazón tiene nuevas preocupaciones al momento. Dos que podrían quitarle el sueño: La próxima adolescencia de sus hijos, una etapa que a su gusto no debería existir. Y el miedo a enamorarse que sienten hoy en día los jóvenes.

1 comentario:

Valeria dijo...

¡Hola! Soy editora de la sección Cine de El Imperdible, periódico digital de la PUCE. Una redactora hizo una entrevista a Víctor Arregui, pero no tomó fotos. Buscando en el Internet encontré la foto de este post, quería pedirte permiso para usarla. Si tengo permiso, por favor avísame para quién son los créditos.

Por si acaso, la página de periódico es: http://elimperdible.ec/

Muchas gracias.