miércoles, 8 de agosto de 2007

Los Simpons, únicos honestos


Tras 18 años de espera, la película de Los Simpsons llegó a los cines del mundo en un momento en el que sus compatriotas hollywondenses se dedicaron a abarrotar las pantallas con producciones patrióticas, mensajes cargados de idolatría estadounidense, soldados honorables capaces de salvar al mundo y por supuesto, la quinta esencia en efectos especiales.
Este panorama funciona como pro y contra para Los Simpsons.


Por un lado, deben competir para llamar la atención de un público que se ha vuelto tan exigente con la parte visual y la espectacularidad, que no hay nada que satisfaga sus gustos. Los espectadores comentan todo el tiempo: “Esperábamos más” y esta frase se posa como un enigma sobre la película, que si bien genera expectativas acumuladas durante 18 años, es la esencia de Los Simpsons y difícilmente podría ser más.


Por otro lado, el pro es que Los Simpsons no compiten con los Transformers: son muy superiores, no tienes que recurrir a panfletos absurdos y humor físico. Sea que se trate de un capítulo estirado o no, conservan y afilan un humor satírico poderoso y honesto. Hablan de los temas más importantes de la política nacional e internacional, de calentamiento global, de poder e
ignorancia como solo ellos podrían hacerlo: sin dejar a nadie bien
parado.


Si bien la familia amarilla, no es favorita entre padres de familia y conservadores que satanizan sus chistes vulgares, hay que admitir que en el caso de la película toda broma tiene un objetivo crítico radical y real.

Es posible que la narración sea similar a la de la serie, pero para ser un largometraje hila muy bien cada una de las historias y brinda un minuto de fama a cada personaje. Y si aún así el público espera más, es mejor que se quede con Transformers.


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Desquitada de los malditos Transformeres o que?

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